En El País del viernes, 12 de agosto de 2016, leí dos noticias inquietantes. La primera, aunque en una línea que desgraciadamente se va haciendo cada vez más frecuente, se titula "Los atentados terroristas lastran el turismo en Francia" y lleva el siguiente subtítulo: "Las reservas en hoteles han caído un 10% por los ataques y las huelgas". La segunda reza: "Un juez holandés prohibe las huelgas en KLM en agosto".
La primera noticia ocupa la página de arriba a bajo en dos columnas y viene firmada por Ana Teruel. Entre otras cosas, dice que los atentados "amenazan con minar el sector del turismo, que representa el 8% del PIB y emplea a unos dos millones de personas". No está mal la conclusión: de una caída del 10% en las reservas, se pasa a la amenaza a todo un sector que representa nada menos que el 10% del PIB y da empleo a dos millones de personas. ¿Dónde tendrá la buena de Ana, o quien haya escrito el subtítulo, el sentido de la proporción? Seguramente, lo tienen, pero no se trata de eso. Se trata de amedrentar, de sembrar el caos; de generar una situación que permita el recorte de las libertades, de justificar la presencia del ejercito en las calles y de bombardear Siria (que es lo que hace Hollande). Eso es de lo que se trata. Y Ana y el autor del subtítulo de la noticia, si es que es otra persona, se limitan a ejecutar las órdenes de quien les paga, es decir, de los capitalistas dueños de El País. Dicho en otras palabras, la opinión de Ana no se tiene en cuenta para nada; ella es una periodista que no tiene la menor independencia a lo hora de enfocar la noticia: escribe sobre lo que le mandan y como se lo mandan. Veamos ahora de dónde saca Ana, o quien las haya escrito, las conclusiones (que no información) que conforman el titulo y el subtítulo. Pues las del título parecen salir de unas declaraciones de Vanguelis Panayotis, de la consultora MKG (que debe ser mundialmente conocida por sus evaluaciones por la incidencia de atentados terroristas en el turismo, ya que nada se dice sobre esa consultora) y las del subtítulo, la relativa a las huelgas, de lo que dice Daniel Blanchet, que regenta una tienda de recuerdos (única fuente que se cita en todo el artículo para justificar la afirmación de que las huelgas inciden en la caída del turismo); y las relativas a las cifras salen del Secretario de Estado para el Turismo y del Observatorio Económico de Turismo de París, aunque no se nos dice si la causa, según estos organismos, de la caída del turismo son las huelgas o los atentados o las dos circunstancias a la vez. Cómo puede verse resulta inquietante. Sin el menor fundamento o con el fundamento que se le pueda otorgar a la opinión de un tendero se afirma rotundamente que las huelgas inciden en la caída del turismo. ¿Es esto casualidad? Evidentemente, no. O Ana o los que escribieron lo de las huelgas son tontos de remate, por basar toda una noticia en la única y exclusiva opinión de un tendero (y la dirección de El País, también, por autorizar su inserción) o ello obedece a una línea cada vez más patente en los medios de comunicación de culpar de la inestabilidad económica o de entorpecer el crecimiento a los trabajadores que defienden sus derechos. Creo que la disyuntiva se resuelve a favor de esta segunda parte. Y ello me recuerda un artículo que leí en la edición en español de Le Monde diplomatique, de julio de 2016, titulado "La información bajo control" (que recomiendo) y en el que, entre otras muchas cosas, se dice: "Esta deriva autoritaria (se refiere a las intenciones de Manuel Vals de prohibir una manifestación sindical en Francia) se debe en gran medida al clima de guerra social que alimentan los principales medios de comunicación de el país. La prensa, bajo la férula de sus propietarios, renuncia al papel defensor de las libertades políticas". Creo que esta noticia que comento pone de relieve que lo que denuncia Le Monde diplomatique es perfectamente aplicable a España y al mundo entero.
La segunda noticia, la de la prohibición de una huelga por un juez, nos pone de manifiesto la perfecta sintonía entre poder judicial y el ejecutivo. Se trata, como sea, de acabar con los derechos de los trabajadores. En este caso, según la noticia, el juez basa su prohibición en la amenaza terrorista y en la situación social. El juez se nos aparece aquí, atribuyéndose unos poderes que no sé sabe de dónde los saca, como el sumo intérprete del alcance de la amenaza terrorista y de lo que sea eso que él llama la "situación social". Ciertamente, resulta inquietante esta, como digo, perfecta sintonía entre el poder ejecutivo que representa Manuel Vals y el judicial, representado por el juez holandés para reprimir el ejercicio de los derechos a los trabajadores.
Y las dos noticias nos ponen frente al recorte de derechos justificado en un clima que los medios de comunicación alimentan un día sí y otro también.
La primera noticia ocupa la página de arriba a bajo en dos columnas y viene firmada por Ana Teruel. Entre otras cosas, dice que los atentados "amenazan con minar el sector del turismo, que representa el 8% del PIB y emplea a unos dos millones de personas". No está mal la conclusión: de una caída del 10% en las reservas, se pasa a la amenaza a todo un sector que representa nada menos que el 10% del PIB y da empleo a dos millones de personas. ¿Dónde tendrá la buena de Ana, o quien haya escrito el subtítulo, el sentido de la proporción? Seguramente, lo tienen, pero no se trata de eso. Se trata de amedrentar, de sembrar el caos; de generar una situación que permita el recorte de las libertades, de justificar la presencia del ejercito en las calles y de bombardear Siria (que es lo que hace Hollande). Eso es de lo que se trata. Y Ana y el autor del subtítulo de la noticia, si es que es otra persona, se limitan a ejecutar las órdenes de quien les paga, es decir, de los capitalistas dueños de El País. Dicho en otras palabras, la opinión de Ana no se tiene en cuenta para nada; ella es una periodista que no tiene la menor independencia a lo hora de enfocar la noticia: escribe sobre lo que le mandan y como se lo mandan. Veamos ahora de dónde saca Ana, o quien las haya escrito, las conclusiones (que no información) que conforman el titulo y el subtítulo. Pues las del título parecen salir de unas declaraciones de Vanguelis Panayotis, de la consultora MKG (que debe ser mundialmente conocida por sus evaluaciones por la incidencia de atentados terroristas en el turismo, ya que nada se dice sobre esa consultora) y las del subtítulo, la relativa a las huelgas, de lo que dice Daniel Blanchet, que regenta una tienda de recuerdos (única fuente que se cita en todo el artículo para justificar la afirmación de que las huelgas inciden en la caída del turismo); y las relativas a las cifras salen del Secretario de Estado para el Turismo y del Observatorio Económico de Turismo de París, aunque no se nos dice si la causa, según estos organismos, de la caída del turismo son las huelgas o los atentados o las dos circunstancias a la vez. Cómo puede verse resulta inquietante. Sin el menor fundamento o con el fundamento que se le pueda otorgar a la opinión de un tendero se afirma rotundamente que las huelgas inciden en la caída del turismo. ¿Es esto casualidad? Evidentemente, no. O Ana o los que escribieron lo de las huelgas son tontos de remate, por basar toda una noticia en la única y exclusiva opinión de un tendero (y la dirección de El País, también, por autorizar su inserción) o ello obedece a una línea cada vez más patente en los medios de comunicación de culpar de la inestabilidad económica o de entorpecer el crecimiento a los trabajadores que defienden sus derechos. Creo que la disyuntiva se resuelve a favor de esta segunda parte. Y ello me recuerda un artículo que leí en la edición en español de Le Monde diplomatique, de julio de 2016, titulado "La información bajo control" (que recomiendo) y en el que, entre otras muchas cosas, se dice: "Esta deriva autoritaria (se refiere a las intenciones de Manuel Vals de prohibir una manifestación sindical en Francia) se debe en gran medida al clima de guerra social que alimentan los principales medios de comunicación de el país. La prensa, bajo la férula de sus propietarios, renuncia al papel defensor de las libertades políticas". Creo que esta noticia que comento pone de relieve que lo que denuncia Le Monde diplomatique es perfectamente aplicable a España y al mundo entero.
La segunda noticia, la de la prohibición de una huelga por un juez, nos pone de manifiesto la perfecta sintonía entre poder judicial y el ejecutivo. Se trata, como sea, de acabar con los derechos de los trabajadores. En este caso, según la noticia, el juez basa su prohibición en la amenaza terrorista y en la situación social. El juez se nos aparece aquí, atribuyéndose unos poderes que no sé sabe de dónde los saca, como el sumo intérprete del alcance de la amenaza terrorista y de lo que sea eso que él llama la "situación social". Ciertamente, resulta inquietante esta, como digo, perfecta sintonía entre el poder ejecutivo que representa Manuel Vals y el judicial, representado por el juez holandés para reprimir el ejercicio de los derechos a los trabajadores.
Y las dos noticias nos ponen frente al recorte de derechos justificado en un clima que los medios de comunicación alimentan un día sí y otro también.
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