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Felipe González: La abyección (I)


El 4 de febrero de 2017, El Mundo publica una entrevista con Felipe González. Dejando a un lado el hecho de que sea esta la primera entrevista que concede a ese diario, dada la enemistad manifiesta de tan deplorable sujeto con el antiguo director de ese diario, Pedro J. Ramírez, el caso es que, en su abyecta línea, nos deja las siguientes manifestaciones.
A la pregunta de si los resultados de Ciudadanos en Cataluña confirman la crisis del bipartidismo, González se despacha así: En algunos países de Europa ya lo hemos visto, porque en el fondo hay una crisis en la gobernanza de la democracia representativa. En esta crisis, el factor más serio son las fuerzas políticas tradicionales. Cabe la posibilidad de que se consolide una división política mucho más plural.
Se ve que lo de él era la alternancia, tipo la España del XIX, con el PP. En esta situación la P$o€ se encontraba muy a gusto. Una vez uno, otra vez otro y todos tan contentos. Los dos grandes partidos capitalistas de España se repartían el poder. Nada que no tendría porque no gustarle a Felipe González, el hombre que más daño hizo a la clase trabajadora en España, como poco, en el último cuarto del siglo XX. Y que se haya perdido esa alternancia, al nefasto de González le parece una crisis en la gobernanza de la democracia representativa.
Los entrevistadores tampoco se quedan mancos. Ni una referencia a PODEMOS, y a sus 71 diputados, como reflejo de la crisis del bipartidismo. Su sectarismo resulta más que patente.
En otro momento se pregunta a Felipe sobre por qué los votos perdidos de Podemos no acaban en el PSOE. La contestación es un verdadero monumento a la estulticia: No lo sé, no soy un especialista. Tan fino analista que se pronuncia sobre lo divino y lo humano, que da consejos a todo el que se lo pide, que fue presidente del Gobierno, etc, resulta que no sabe, porque no es especialista, por qué los votos que pierde PODEMOS no van a la P$o€. Pues no van porque todos esos votos, que no son pocos, al cundir la decepción con PODEMOS, prefieren la abstención antes de volver a votar al partido que abandonaron. Es decir, no vuelven a la P$o€ por la misma razón por la que dejaron de votarle: porque es un partido capitalista y, por tanto, claramente contrario a la clase trabajadora, a los dominados, a los explotados. Al parecer, algo tan elemental como esto no se le ocurre al "insigne" González.
Acto seguido dice: Creo que se podría recuperar una mayoría reformista y progresista, que es el espacio en el que yo trabajé históricamente. Pero, Felipe ¿no dices que no eres especialista en la materia? ¿De dónde sacas, pues, esa creencia? ¿Y lo de mayoría reformista y progresista? Eso sí que sabes lo qué es ¿eh Felipe? Eso es traicionar de cabo a rabo todo lo que significó el PSOE desde su fundación hasta tu nefasta llegada a la Secretaría General y el posterior abandono del marxismo, convirtiendo así al partido en una institución capitalista más. A eso es a lo que tú, ser abyecto donde lo haya, llamas "reformar" y "progresar": a pasar de ser socialista a capitalista. Toda una hazaña al servicio de tus afines.
Y termina así: Me gustarнa identificar un proyecto de Espaсa, que alguien me explicara en media hora quй quiere para este paнs en los prуximos cinco o seis aсos. Entre otras cosas, porque no hay otra forma de afrontar el problema de Cataluсa que teniendo un proyecto ilusionante de Espaсa.
En su lógica burguesa, cree que puede haber un proyecto para España, abstracción hecha del enfoque de clase. Al parecer, piensa que puede haber un proyecto en el que Ana Patricia Botín, Amancio Ortega y todos los explotadores que viven en España puedan ir juntos con los parados, los pensionistas con una pensión de 350 €, los trabajadores que con su sueldo no llegan a fin de mes y gente en posición similar. En fin, vomitivo.
Cambiando de tema, le preguntan más adelante si asume algún error propio en la lucha contra el terrorismo. En un alarde de cinismo contesta lo siguiente: Si lo miro con perspectiva histórica, no estoy seguro. Todos tuvimos aciertos y errores. Estos días de atrás se me venían a la cabeza las conversaciones de Argel. La propia negociación en un proceso así crea síndrome de Estocolmo entre los negociadores. Se identifican con el otro. Si el síndrome es de los etarras no me preocupa, pero si es de las posiciones del Gobierno, sí... Errores se cometieron, pero la democracia ha ganado. El muy cínico no se acuerda del GAL; y viendo el asunto con perspectiva histórica, no esta seguro sobre asumir algún error propio. Insuperable. Luego, sí parece asumir errores, pero como la democracia, según él, ganó, pues dan igual los "errores" tipo los de matar y encalar a Lasa y a Zabala. Y los entrevistadores cambian de tema. Ahí se acabó la cuestión del terrorismo Ni una pregunta sobre los GAL. Esos periodistas "olvidaron" todo lo que hizo El Mundo por desvelar el terrorismo practicado por el gobierno de Felipe González. Lamentable. Ejemplo de periodismo "a la carta".
Seguidamente, la entrevista se adentra dentro del campo de las pensiones.
¿Es viable el actual sistema de pensiones teniendo en cuenta cómo renquea el ascensor social?
Tal y como estб ahora no. Las pensiones como solidaridad intergeneracional se fundan en que las generaciones actuales pagan a los pensionistas que van entrando en el sistema. En la foto fija de hoy el sistema no se sostiene. Pero cómo este sujeto se atreve a hablar de este tema. ¡Qué le importa a él, un hombre sin el menor problema económico, el sistema de pensiones! Por él como si lo suprimen. Tiene recursos suficientes que le garantizan una posición mucho más que cómoda hasta el fin de sus días. Además ¿qué es eso de la "solidaridad intergeneracional"? Los grandes capitalistas explotadores ¿con qué generación son solidarios? Solo son solidarios para garantizar la única libertad que les interesa: la de explotación. De ahí que estén perfectamente cómodos tanto en dictaduras capitalistas como en democracias burguesas. ¿O es que no son las mismas familias poderosas en España en la época de Franco que las que también lo son ahora? ¡Qué sujeto tan impresentable!
Después le preguntan si una de las claves para garantizar o hacer viable el sistema de pensiones no pasa por dignificar los salarios. En otro alarde de cinismo contesta: Así es. Hay que dignificar el trabajo. Y esto lo dice el tío que más atacó los derechos de la clase trabajadora en España; el hombre de la salvaje reconversión industrial, el hombre del partido que aprueba (artículo 135 de la CE) que se garanticen los pagos a los bancos antes que los salarios, las pensiones y las prestaciones de los servicios públicos básicos; el hombre que se va de un consejo de administración con un sueldo astronómico porque, dijo, que se aburría. ¿Puede haber mayor insulto a los explotados?
Los entrevistadores dicen: Pedro Sбnchez proponía un impuesto a la banca para financiar el sistema de pensiones.
A mí una propuesta así no se me hubiera ocurrido antes de exigirle al Gobierno que cumpliera con su compromiso de que los españoles no pagarían un solo euro por el rescate europeo. Lo que me resulta difícil explicar es que no se exija este compromiso. 
¿Y qué hizo él por evitar que la P$o€, junto con el PP, y obedeciendo sin rechistar las órdenes de la Unión Europea, hiciera exactamente lo contrario? Nada.
Y luego suelta lo siguiente: aunque me crucifiquen tengo que decir que habrá que ligar el salario final a la productividad. El salario por horas acabarнa con muchas de las trampas de los contratos, donde el contratado firma cuatro horas y hace ocho. ¿Qué lo crucifique quién? Desde luego no sus amigos capitalistas; no los de Gas Natural Fenosa, empresa en la que estuvo, ayudando a explotar a los trabajadores, en su consejo de administración.
Continuará.

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