Hace tiempo ya le dediqué un comentario a Moisés Naím. Hoy, a la vista de un artículo publicado en El País, el domingo 29 de marzo, titulado "La fraudulenta superioridad de los economistas" voy a dedicarle otro.
Se queja el articulista de los economistas, de su supuesta superioridad sobre otros profesionales y, fundamentalmente, de su idea (la de los economistas) de que profesan la "ciencia social más científica". Y al hacer esto, nos recuerda que ya dijo algo parecido hace diez años, cuando criticó su arrogancia.
La verdad es que cuando un "santón", como sin duda es Naím, escribe algo, uno piensa que va decir algo nuevo o a dar un nuevo enfoque a algo ya dicho, en una palabra, que vamos a leer algo novedoso.
En este caso, es obvio que se está criticando a los economistas burgueses, pues son los únicos que, crisis tras crisis, solo dan explicaciones "a posteriori", proponen recetas que no valen para nada (las crisis siguen produciéndose) y son absolutamente incapaces de la más mínima predicción acertada de cuando se va a producir una. Incapacidad que les viene dada, precisamente, por su condición de burgueses y por creer que el capitalismo y sus crisis tienen arreglo.
Si Naín hubiera leído a Marx no nos habría dicho que él hace ya diez años había escrito sobre la miopía y falta de conocimiento de los economistas; no, nos habría dicho que ya Marx, en su momento, hizo la misma crítica y mucho mejor hecha; que ya Marx nos había advertido sobre la fatuidad de sus argumentos, incapaces de explicar lo que eran y son los fenómenos económicos. Pero no, Naím solo se refiere a su propia advertencia, ignorando palmariamente lo dicho por otros decenas y decenas de años antes que él.Y si el articulista conocía los comentarios y críticas de Marx, entonces su honradez intelectual se sitúa bajo cero, al no situarnos adecuadamente en el contexto de la crítica a los economistas, señalándonos que no está diciendo nada nuevo, que la cosa viene de lejos.
Pero el remate del artículo es todavía mejor, pues cree que los economistas burgueses tienen arreglo. Efectivamente, les exhorta a inyectar urgentemente nuevas ideas en su instrumental teórico y métodos de análisis. Al parecer a Naím el método empírico, como a los economistas a los que critica, no le parece suficiente para darse cuenta de que el capitalismo no tiene arreglo, pues desde que se implantó, en 1789, no ha dejado de haber crisis (algunas de ellas en su límite máximo: la guerra). Pero él y muchos como él siguen manchando hojas de papel en blanco escribiendo sobre como arreglarlo. Las preguntas que se tiene que hacer Naím es cómo se arregla un sistema económico que permite la explotación del hombre por el hombre, cómo se arregla un sistema que permite que unos incrementen su riqueza no exclusivamente con su trabajo, sino también y fundamentalmente con el trabajo de otros.
En resumen, entre que no dice nada nuevo, entre que o ignora u oculta lo que ya otros dijeron antes que él sobre el tema y que, como muchos, sigue diciendo que hay que hacer algo, pero no nos dice qué ¿a qué vino tal artículo?
Se queja el articulista de los economistas, de su supuesta superioridad sobre otros profesionales y, fundamentalmente, de su idea (la de los economistas) de que profesan la "ciencia social más científica". Y al hacer esto, nos recuerda que ya dijo algo parecido hace diez años, cuando criticó su arrogancia.
La verdad es que cuando un "santón", como sin duda es Naím, escribe algo, uno piensa que va decir algo nuevo o a dar un nuevo enfoque a algo ya dicho, en una palabra, que vamos a leer algo novedoso.
En este caso, es obvio que se está criticando a los economistas burgueses, pues son los únicos que, crisis tras crisis, solo dan explicaciones "a posteriori", proponen recetas que no valen para nada (las crisis siguen produciéndose) y son absolutamente incapaces de la más mínima predicción acertada de cuando se va a producir una. Incapacidad que les viene dada, precisamente, por su condición de burgueses y por creer que el capitalismo y sus crisis tienen arreglo.
Si Naín hubiera leído a Marx no nos habría dicho que él hace ya diez años había escrito sobre la miopía y falta de conocimiento de los economistas; no, nos habría dicho que ya Marx, en su momento, hizo la misma crítica y mucho mejor hecha; que ya Marx nos había advertido sobre la fatuidad de sus argumentos, incapaces de explicar lo que eran y son los fenómenos económicos. Pero no, Naím solo se refiere a su propia advertencia, ignorando palmariamente lo dicho por otros decenas y decenas de años antes que él.Y si el articulista conocía los comentarios y críticas de Marx, entonces su honradez intelectual se sitúa bajo cero, al no situarnos adecuadamente en el contexto de la crítica a los economistas, señalándonos que no está diciendo nada nuevo, que la cosa viene de lejos.
Pero el remate del artículo es todavía mejor, pues cree que los economistas burgueses tienen arreglo. Efectivamente, les exhorta a inyectar urgentemente nuevas ideas en su instrumental teórico y métodos de análisis. Al parecer a Naím el método empírico, como a los economistas a los que critica, no le parece suficiente para darse cuenta de que el capitalismo no tiene arreglo, pues desde que se implantó, en 1789, no ha dejado de haber crisis (algunas de ellas en su límite máximo: la guerra). Pero él y muchos como él siguen manchando hojas de papel en blanco escribiendo sobre como arreglarlo. Las preguntas que se tiene que hacer Naím es cómo se arregla un sistema económico que permite la explotación del hombre por el hombre, cómo se arregla un sistema que permite que unos incrementen su riqueza no exclusivamente con su trabajo, sino también y fundamentalmente con el trabajo de otros.
En resumen, entre que no dice nada nuevo, entre que o ignora u oculta lo que ya otros dijeron antes que él sobre el tema y que, como muchos, sigue diciendo que hay que hacer algo, pero no nos dice qué ¿a qué vino tal artículo?
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