En una entrevista concedida a El País, se atribuye al ciudadano Albert Ribera lo siguiente: La libertad sin igualdad es insostenible y la igualdad sin libertad es insoportable. La primera afirmación me recuerda mucho a aquella pregunta que se hizo Lenin: ¿Libertad para qué? Pero, claro, no creo que Albert esté en esa línea. Aunque tiene razón en la crítica, ya que viene a decir que para qué quiero libertad sino tengo igualdad; o lo que es lo mismo y se aproxima más a la literalidad de sus palabras: no se puede hablar de libertad si primero no somos iguales, si la igualdad no es una premisa indiscutible. Entonces, si es así, está dando la razón a Lenín: para qué quiero la libertad sino soy igual a otro o ¿cómo se puede decir que soy libre o que gozo de libertad si no soy igual a mis semejantes. Es decir, la desigualdad hace imposible la libertad.
La segunda afirmación es, sin duda alguna, una tontería mayúscula, pues expresa un imposible: si todos estamos en condiciones de igualdad, ya nos explicará el ciudadano Ribera cómo podemos no ser libres; si todos somos iguales nadie podrá cercenar mis libertades, pues nadie estará en condiciones tales de superioridad que le permita hacer tal cosa y todos habremos decidido en condiciones de igualdad cuáles son nuestras libertades
Claro que todo tiene un explicación: Albert no sabe de lo que está hablando o, mejor, y por no dudar de su inteligencia, si lo sabe y se dedica, como buen burgués, a la defensa del sistema económico imperante mediante el mantenimiento de la ceremonia de la confusión.
Y digo esto porque mientras exista el capitalismo no podrá hablarse jamás ni de libertad ni de igualdad, pues tal sistema supone que hay alguien con capital suficiente para adquirir medios de producción que se encuentra con otro semejante que no tiene ni capital ni medios de producción y que para subsistir no tiene otro remedio que vender su fuerza de trabajo. ¿Cree el ciudadano Ribera que, en estas condiciones, se puede hablar de libertad y de igualdad? ¿Son el primero y el segundo iguales en algo, a parte de en su condición humana? ¿Son los dos libres? ¿Piensa el ciudadano Ribera que cuando ambos se encuentran en el mercado negocian en condiciones de igualdad y de libertad los térmimos del contrato por el cual el segundo vende su fuerza de trabajo al primero?
Ribera, más adelante, habla de "solidaridad" como otro valor que considera de gran relevancia. Pero claro, no nos dice entre quién. Parece que está hablando de un valor abstracto. Las preguntas para el ciudadano Albert serían ¿apoya la solidaridad que sin duda existe entre los miembros del Ejército Islámico? ¿Cree que puede existir algún tipo de "solidaridad" entre, por ejemplo, Amancio Ortega, César Alierta y los trabajadores a los que explotan a lo largo y ancho de este mundo? Existe entre Ortega y Alierta, pero, lamentablemente, y así nos va, no existe entre los explotados. Y obviamente, de las palabras de Ribera, con la carga de cinismo que llevan encima, no se desprende que se esté refiriendo a que hay que fomentar la solidaridad entre la clase trabajadora, sino que habla de una imposible e interesada, para él y para los de su calaña, solidaridad entre explotadores y explotados.
Urge mandar al basurero de la historia a esta gentuza burguesa.
La segunda afirmación es, sin duda alguna, una tontería mayúscula, pues expresa un imposible: si todos estamos en condiciones de igualdad, ya nos explicará el ciudadano Ribera cómo podemos no ser libres; si todos somos iguales nadie podrá cercenar mis libertades, pues nadie estará en condiciones tales de superioridad que le permita hacer tal cosa y todos habremos decidido en condiciones de igualdad cuáles son nuestras libertades
Claro que todo tiene un explicación: Albert no sabe de lo que está hablando o, mejor, y por no dudar de su inteligencia, si lo sabe y se dedica, como buen burgués, a la defensa del sistema económico imperante mediante el mantenimiento de la ceremonia de la confusión.
Y digo esto porque mientras exista el capitalismo no podrá hablarse jamás ni de libertad ni de igualdad, pues tal sistema supone que hay alguien con capital suficiente para adquirir medios de producción que se encuentra con otro semejante que no tiene ni capital ni medios de producción y que para subsistir no tiene otro remedio que vender su fuerza de trabajo. ¿Cree el ciudadano Ribera que, en estas condiciones, se puede hablar de libertad y de igualdad? ¿Son el primero y el segundo iguales en algo, a parte de en su condición humana? ¿Son los dos libres? ¿Piensa el ciudadano Ribera que cuando ambos se encuentran en el mercado negocian en condiciones de igualdad y de libertad los térmimos del contrato por el cual el segundo vende su fuerza de trabajo al primero?
Ribera, más adelante, habla de "solidaridad" como otro valor que considera de gran relevancia. Pero claro, no nos dice entre quién. Parece que está hablando de un valor abstracto. Las preguntas para el ciudadano Albert serían ¿apoya la solidaridad que sin duda existe entre los miembros del Ejército Islámico? ¿Cree que puede existir algún tipo de "solidaridad" entre, por ejemplo, Amancio Ortega, César Alierta y los trabajadores a los que explotan a lo largo y ancho de este mundo? Existe entre Ortega y Alierta, pero, lamentablemente, y así nos va, no existe entre los explotados. Y obviamente, de las palabras de Ribera, con la carga de cinismo que llevan encima, no se desprende que se esté refiriendo a que hay que fomentar la solidaridad entre la clase trabajadora, sino que habla de una imposible e interesada, para él y para los de su calaña, solidaridad entre explotadores y explotados.
Urge mandar al basurero de la historia a esta gentuza burguesa.
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