El sábado, 11 de abril, publicaba El País una entrevista a Christine Lagarde. La verdad es que no dice nada que no esperásemos de la "factotum" de una institución como el FMI. Así, para empezar nos dice que no se siente poderosa. Y tiene razón, pues, obedeciendo al gran capital, en ese puesto lo único que se hace es aplicar recetas ultraliberales, que, desmantelando o dejando fuertemente tocados a los servicios públicos, abra más posibilidades de negocio a los capitalistas. Así, se privatizan servicios sanitarios, se disminuye sensiblemente el personal que los atiende o se priva de ellos a ciertos colectivos de la sociedad. Con ello se consigue, por un lado, que la gente, a la vista del empeoramiento en la calidad del servicio, contrate servicios privados y, por otro, ahorrar dinero; ahorro que sirve para garantizar el pago de la deuda a los capitalistas que previamente lo han prestado dinero. En el libro la Doctrina del caos, hay numerosos ejemplos de la brutales recetas del FMI, aunque basta con ver el ejemplo de España, sin ir más lejos.
Luego, en un arranque de sinceridad o de desvergüenza (por que sabe que nada va a pasar), nos dice que va haber un largo período de crecimiento lento que será incapaz de disminuir el paro sensiblemente. Es decir, que en España no llegaremos probablemente a bajar del 15% de paro en los próximos años, con lo que cuando llegue la siguiente crisis, un número nada despreciable de parados enlazarán una crisis con otra, sin haber salido de su situación. No está mal.
Más tarde, el inefable Moisés Naïm, le recuerda que Thomas Piketty ha dicho que el aumento de las desigualdades se debe a fuerzas muy arraigadas en el sistema capitalista. Moisés, al parecer, no sabe que, ya hace tiempo, Marx dijo exactamente lo mismo, por lo que el "hallazgo" de Piketty no lo es tanto. Y a esto Chrsitine responde ¡cópmo no! que el sistema capitalista deja margen suficiente para la renovación. No es extraño que diga una tontería como esta, sobre todo si cree que las desigualdades que crea el capitalismo es cosa de nuestros días. Pero si ya Marx decía lo que dijo ¿A qué espera el capitalismo para poner en funcionamiento ese margen de renovación, Christine? Y sobre todo, ¿en qué consiste tal margen? Si lo sabe, ¿por qué no nos lo dice? Y, por supuesto, el "agudo" Naïm no se lo pregunta.
Y finalizo con lo que me parece un escándalo y un insulto. Esta señora se atreve a decir que está muy preocupada porque las cargas de la crisis han caído desproporcionadamente sobre los pobres y la clase media. ¿Cómo puede decir esto cuando ella, obedeciendo a los poderosos desde el FMI, contribuyó y contribuye decisivamente a que esto haya sido y siga siendo así?
Resulta urgente que este tipo de gentuza desaparezca de la escena política y económica. Y eso nos toca hacerlo a nosotros.
Luego, en un arranque de sinceridad o de desvergüenza (por que sabe que nada va a pasar), nos dice que va haber un largo período de crecimiento lento que será incapaz de disminuir el paro sensiblemente. Es decir, que en España no llegaremos probablemente a bajar del 15% de paro en los próximos años, con lo que cuando llegue la siguiente crisis, un número nada despreciable de parados enlazarán una crisis con otra, sin haber salido de su situación. No está mal.
Más tarde, el inefable Moisés Naïm, le recuerda que Thomas Piketty ha dicho que el aumento de las desigualdades se debe a fuerzas muy arraigadas en el sistema capitalista. Moisés, al parecer, no sabe que, ya hace tiempo, Marx dijo exactamente lo mismo, por lo que el "hallazgo" de Piketty no lo es tanto. Y a esto Chrsitine responde ¡cópmo no! que el sistema capitalista deja margen suficiente para la renovación. No es extraño que diga una tontería como esta, sobre todo si cree que las desigualdades que crea el capitalismo es cosa de nuestros días. Pero si ya Marx decía lo que dijo ¿A qué espera el capitalismo para poner en funcionamiento ese margen de renovación, Christine? Y sobre todo, ¿en qué consiste tal margen? Si lo sabe, ¿por qué no nos lo dice? Y, por supuesto, el "agudo" Naïm no se lo pregunta.
Y finalizo con lo que me parece un escándalo y un insulto. Esta señora se atreve a decir que está muy preocupada porque las cargas de la crisis han caído desproporcionadamente sobre los pobres y la clase media. ¿Cómo puede decir esto cuando ella, obedeciendo a los poderosos desde el FMI, contribuyó y contribuye decisivamente a que esto haya sido y siga siendo así?
Resulta urgente que este tipo de gentuza desaparezca de la escena política y económica. Y eso nos toca hacerlo a nosotros.
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