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Máriam Martínez-Bascuñán: Cacao maravillao.

A Máriam Martínez Bascuñán le publica El País, el 11 de marzo de 2017, un artículo titulado "Fillon y Mas". Ignoro quién esta persona y por qué el periódico, a diferencia de muchas otras veces, no pone una nota biográfica, por pequeña que sea, que nos dé una pista sobre quién es.
Se arranca Martínez de esta manera: Nuestra política se define hoy, para bien o para mal, como la ficción maniquea de un mundo escindido entre el buen pueblo y una élite corrupta y moralmente inferior. Todos buscamos de nuevo, ya sea por contagio, el refrendo del grupo frente a esa jet judicial, política o periodística que miramos con recelo y desprecio. Problemático como es, el asunto se agrava cuando este argumentario deja de ser el copyright de partidos populistas y ocupa todo el paisaje político. Desafío a cualquiera a que explique la relación entre estos tres puntos y seguido. No acierto a entender qué tiene que ver que nuestra política se defina, según Máriam, como una función maniquea, con que "Todos", también según ella, andemos a la búsqueda de un refrendo del grupo. Y qué decir cuando vemos que tal refrendo lo buscamos frente a una, siempre según Martínez, jet judicial, política o periodística. ¿Qué queremos que nos refrenden y por qué frente a esta "jet" que tú dices? Pero el pasmo no termina aquí. Después de hablar de dos asuntos (la política como función maniquea y la búsqueda del refrendo), se suelta con lo problemático que es "el asunto" e, inmediatamente, se refiere a "cuándo este argumentario". Pero ¿cuál de los dos asuntos, Máriam? ¿El primero? ¿El segundo? Desde luego, los dos, no, por que "asunto" está en singular. ¿Y lo del argumentario? ¿De qué argumentario hablas si no expusiste ninguno? Francamente, no sé quién podrá entender esta introducción.
Mi desconcierto continúa cuando acto seguido leo: Lo vemos en figuras del viejo establishment... Obviamente, para nuestra autora todo lo dicho tiene su lógica, por ello dice ese "Lo vemos". Pero que alguien me diga qué tiene que ver la introducción con que veamos que figuras del viejo establishment como Fillon y Mas Al peligrar su supervivencia, no dudan en abrazar una visión personalista de la democracia. Quizás Fillon y Mas sean políticos maniqueos que buscan que los suyos los refrenden frente a la jet judicial, política o periodística y lo hacen con un argumentario que copian a los populistas. Bueno, puede ser esto o cualquier otro sinsentido parecido, vaya usted a saber.
También me llama mucho la atención lo de la"visión personalista de la democracia". Al parecer y tal como sigue el artículo, esa "visión personalista", es, entre otras cosas, referirse, como crítica, al "gobierno de los jueces". Pues claro, Máriam. Los jueces "gobiernan", junto con el legislativo y el ejecutivo. Los tres poderes se reparten el gobierno, pero este es solo uno: la suma de lo que hacen los tres. El legislativo aprueba las leyes que le pone delante el ejecutivo; y, por su parte, el poder judicial las aplica cuando tiene ocasión. Esto no quiere decir que todos vayan al unísono. Efectivamente, aunque la ley la presente al parlamento el ejecutivo, como consecuencia de los pactos o de la admisión de las enmiendas que interese aceptar, la ley igual no acaba saliendo exactamente como quería el ejecutivo. En este caso, lo que no gusta no se ejecuta y punto (como muestra un botón: la Ley de la dependencia). Finalmente, los jueces interpretan esas normas como les parece. Eso sí, en lo que los tres están plenamente de acuerdo es en mantener la libertad de explotación del hombre por el hombre. Esa libertad jamás se pone en tela de juicio.
Pero ¿por que molesta a Fillon y a Mas que los jueces "gobiernen"? Pues según ella, y creo que tiene razón, por que estos sujetos solo creen en el pueblo como "juez"; y si este los avala pese a todo con sus votos, pues quedan absueltos. Eso sí, Máriam no se pregunta por qué pasa esto. A lo mejor es porque las respuestas que encontraría la espantarían o por qué habiéndolas encontrado no se atreve a intentar publicarlas. En lugar de esto, acude a un tercero: Rosanvallón. Este dice, según Máriam, que ese “pueblo aritmético” (supongo que el pueblo que absuelve con sus votos a gente como Fillon y Mas) que representa una porción electoral se sitúa por encima de un cuerpo constitucional que también tiene una función representativa: defender nuestros valores y derechos. ¿Quiere esto decir que hay dos cuerpos de votantes, "los aritméticos" que absuelven y  los "constitucionales" que no absuelven porque son los los guardianes de nuestros valores y derechos? Y si el "cuerpo constitucional" no son votantes ¿qué son? Tengo dudas de que lo sean, porque tienen una "función representativa", es decir, pueden ser diputados. ¿Y cómo llamar a una "democracia" que funciona así? Máriam tiene un cacao mental de grandes proporciones.
Como buena burguesa, vemos que nos habla de "nuestros valores y derechos", pero, una vez más, sin aclarar quién incluye en "nuestros". Yo creo que se refiere a ella, a Amancio Ortega, Juan Roig, Ana Patricia Botín, etc, etc. Pero no lo puedo aseverar.
Para terminar: la referencia que hace nuestra autora a "... los poderes neutros que nos protegen garantizando el pluralismo". Va en la misma línea que Victor Lapuente (ver entrada anterior) cuando nos hablaba de "verdades neutras y asépticas". ¿Dónde están esos poderes neutros, Máriam? ¿Y qué pluralismo nos garantizan? ¿Y a quién le garantizan el pluralismo? Hasta ahora esas verdades y poderes neutros lo único que garantizan, como no me canso se repetir, es la libertad de explotación.
Y gentuza como vosotros, con artículos como estos, hacéis lo que podéis para que siga siendo así.

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