Ir al contenido principal

Rajoy y los independentistas: Puro cuento todo.

Resulta lamentable oír, escuchar, leer, un día sí y otro también, en cualquier medio, ya sea periódico, radio o televisión, referencias constantes a la cuestión catalana, al referendum que quieren convocar los independentistas para «desconectar» de España. Unos, los del gobierno, venga a darle con la soberanía nacional, la legalidad, la constitución, etc; los otros, que si la historia, que si la voluntad política, que si la democracia, etc. Una monserga detrás de otra.
Ambas partes saben ya desde hace mucho el resultado final: no habrá referendum; y si se intenta hacer, el Estado usará todos los medios a su alcance para impedirlo y, obviamente, lo logrará. Los organizadores del evento carecen de fuerza que oponer.
Entonces ¿para qué todo esto? Para distraer. Mientras se llenan páginas y páginas de los periódicos y horas y horas de programación en radios y televisiones no se habla de la desastrosa situación económica de Cataluña, del lamentable estado de sus servicios públicos sanitarios, de la descomunal corrupción del régimen pujolista etc, etc. Y del lado del Estado, pues se habla mucho menos de la su, también, desastrosa situación económica, del deterioro de los servicios públicos, del paro, de la corrupción, de la precariedad laboral y de un largo etc.
Y a esto es a lo que juega la burguesía, el capital en este país. Pero, como decía antes, no va a pasar nada y los argumentos que repiten como loros unos y otros son totalmente inconsistentes.
El de la legalidad es particularmente insufrible. Cuando lo que se cuestiona mediante el intento de «desconexión» es precisamente la legalidad que lo impide, oponer esta como argumento es una cuestión puramente ideológica, enmascara el problema de fondo. La legalidad es consecuencia de la correlación de fuerzas, por lo tanto, es esta que la que no permite el referendum y no aquella. Resulta más que evidente que cuando se instauró la legalidad constitucional vigente hoy, esa correlación de fuerzas no era favorable a los independentistas, de ahí que en la Constitución no se recogiera, siquiera, la posibilidad de plantear tal situación ni ninguna otra vía que pudiera conducir pacíficamente a ella. Y esto, lo saben perfectamente unos y otros.
¿Qué es lo que pasa entonces? Pues que hay que marear la perdiz. Hay que alimentar a las respectivas parroquias de «oveyes» de unos y otros. Con el cuento de la «legalidad» y de negarse a plantear la cuestión de fondo, los seguidores de ambos equipos están muy entretenidos analizando y escudriñando la constitución, el derecho comparado, el derecho internacional, para aportar argumentos jurídicos, cada uno en favor de su postura. Y, claro, como hablamos de derecho, esto resulta muy fácil: la interpretación de las normas suele dar para mucho según los intereses en presencia. Qué si Kosovo, qué si Canadá, qué si Escocia, como si todos ellos fueran casos homologables unos respecto de los otros y como si respondieran a situaciones análogas susceptibles de trasladarse al caso hispano-catalán. En el primero, fue la descomposición política y la falta de una autoridad lo que permitió la independencia. En Canadá, una correlación de fuerzas que permitió plasmar los anhelos de Quebec en normas legales; en Escocia, un acuerdo que las partes que lo suscribieron consideraron vinculante, en ausencia de normas legales que expresasen una imposición previa. Nada de todo esto pasa aquí.
Sostienen unos que se puede modificar la Constitución para dar cabida al referendum; sostienen otros que, con voluntad, puede interpretarse de manera que pueda celebrarse sin modificación constitucional alguna. Pero ¡qué mas da!  Los que pueden hacer todo esto no quieren y no se los puede obligar; o mejor dicho, los que quieren no pueden obligarlos. ¿Por qué? Porque no tienen fuerza para ello. Y esta es la cuestión de fondo que nadie quiere plantear: Cuando se quiere desbordar la legalidad vigente o se tiene la mayoría en los órganos capaces de poner en marcha el proceso para ello o se tiene la suficiente fuerza física para imponerlo. Si no se da ninguno de los dos casos, el intento está destinado al fracaso. 
Obviamente, esto lo saben perfectamente Rajoy y los independentistas catalanes. Por tanto, mientras estos no tengan fuerza para imponerse, las cosas permanecerán como están y todo el ruido que montan solo vale para eso, para meter ruido. Por que lo que está claro es que ninguno de los independentistas se atreverá a iniciar un movimiento violento que tienen perdido de antemano y que lo único que les permitiría sería tener unos mártires a los que honrar de vez en cuando.
También resulta muy lamentable que esos que se dicen defensores de la clase trabajadora entren en estos juegos de pequeñoburgueses. Al parecer, no se preguntan qué pueden ganar los trabajadores con una nueva fragmentación.

Estos son los juegos de la burguesía. ¡Acabemos con ella!

Comentarios

Entradas populares de este blog

Echenique, "Atarse los cordones" y los Círculos.

La Secretaría de Organización de Podemos lanzó la campaña "Atarse los cordones" (podría haberse llamado "Descubriendo el Amazonas", pero bueno), la cual viene precedida de rotundas afirmaciones sobre la necesidad de una la vuelta a los orígenes y de reactivación de los Círculos. Es una obviedad decir que esto trae su causa en que hay gente dentro de PODEMOS que piensa que el partido o el movimiento se ha ido alejando de esos orígenes y que los Círculos, como "alma mater", han ido perdiendo tal carácter. Entiendo que es así y, por eso, dentro de la campaña de "Atarse los cordones", aquí va lo que pienso en torno a los Círculos. Los Círculos son el punto de encuentro de la parte de la sociedad civil que se pone en movimiento con el propósito de transformar la realidad que viene impuesta por un sistema económico, el capitalista; y ello, en la medida en que a este la única libertad que de verdad le importa es la libertad de explotación de los seres

Sami Naïr: al sevicio de su amo.

El pasado día  15 de noviembre publicaba El País un artículo  de Sami Naïr titulado "Inmigrantes comunitarios". El autor comenta la reciente sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que daba por buena una decisión del gobierno alemán sobre los no-derechos de una ciudadana rumana que solicitaba el acceso a los derechos sociales, pese a que rechazaba buscar un trabajo. Según Sami, esta sentencia servirá de justificación a una ley que parece va a aprobar el Bundestag que permitirá la expulsión de ciudadanos comunitarios que hayan perdido su empleo durante seis meses, a la vez que, vaticina el sagaz Sami, obligará a estos a aceptar cualquier condición laboral si no quieren ser expulsados del país. Todo lo cual, y alguna consideración más sobre los desastres de la política de austeridad impuesta por Merkel, lleva al articulista a lamentar el fracaso de la Europa social dado que "los europeos no han sabido ponerse de acuerdo sobre una base social mínima que permi

El capitalista Pedro Sánchez y los símbolos.

Muchos años después de aquel nefasto congreso en el que el P$o€, a iniciativa del abyecto Felipe González y de toda la camarilla que gobernaba el partido (salvo alguna honrosa excepción como la de Gómez Llorente), abandonara los principios marxistas, ahora empiezan, aunque sea tímidamente, a utilizar nuevos símbolos, quizá con vistas a ir olvidando progresivamente los antiguos símbolos. Ya había dejado de lado, incluso, lo de ser de "izquierdas". Pese a lo que todavía podía verse no hace mucho en algún escenario, eso de "Somos la izquierda", Sánchez ya había empezado a decir que eran un partido de "centro izquierda". Finalmente, ahora, a imitación de PODEMOS empiezan a introducir un corazón. De momento, todavía es "rojo", pero espero que no pase mucho tiempo hasta que podamos verlo verde o marrón o, simplemente, dejemos de verlo, desaparezca. Muy lentamente, los principios, parte del discurso y los símbolos parece que van por el camino de llegar