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Botín: muere un capitalista.

Hoy ha muerto Emilio Botín. Cuando encendí la televisión, sintonicé el telediario de la 1 y eran las 15:10 horas y estaban hablando de Botín. Pues bien, todavía le dedicaron  6 minutos más. No hace falta decir que las opiniones sobre el fallecido eran todas altamente favorables hacía él, tanto en su faceta personal como en la profesional, como también lo serán todos los artículos y editoriales que, sin la menor duda, le estarán dedicando todos los periódicos de gran tirada (ABC, El País, El Mundo, etc.), radios y televisiones. Efectivamente, cuando muere un gran capitalista, todo son opiniones favorables, nada de críticas, pues no en vano tales opiniones las vierten otros capitalistas, en medios de información en manos, obviamente, de capitalistas o las escriben lacayos a sueldo de capitalistas. Naturalmente, nadie, absolutamente nadie dirá que Emilio Botín fue un sujeto que, continuando con la saga familiar, se dedicó en cuerpo y alma durante toda su vida a vivir, fundamentalmente, del trabajo de los demás, es decir, de sus trabajadores, a los que explotó inmesericordemente, de los pequeños capitalistas y burgueses a los que prestaba dinero y, también, de los Gobiernos a los que compraba deuda pública a unos buenos intereses después de hacer todo lo posible porque estos subieran. Tampoco creo que ningún periódico recuerde que el Banco de Santander fue uno más, y no de los menos importantes, en inflar la burbuja inmobiliaria y en calentar la economía, cuyo posterior pinchazo y enfriamiento trajo la brutal crisis que vivimos y que, desde luego, él no padeció ni por asomo. No espero, por supuesto, que ningún medio airee que el Banco de Santander recibía fondos en grandes cantidades del Banco Central Europeo a unos intereses de risa para que se los prestase a las familias y a esos aprendices o crías de capitalistas, conocidos eufemísticamernte como emprendedores, y en lugar de ello, se dedicaba a comprar deuda española a unos intereses dos o tres veces por encima de los que él tenía que pagar.(por supuesto, ese dinero que le prestaban provenía de nuestros impuestos, por si alguien se pregunta de dónde salía) y para tapar los agujeros que la crisis del ladrillo le había generado).  Pero, repito, nada de esto aparecerá en los grandes y medianos medios de comunicación.
Por todo ello, en este momento me acuerdo de los miles de parados que deben su situación a la actuación de Botín y del Banco de Santander, de los que fueron desahuciados de sus viviendas por Botín y su Banco sin despeinarse al no poder pagar la hipoteca que tenían; imposibilidad de pago debida a la crisis económica que el fallecido contribuyó a crear y de la que se aprovechó; y, finalmente, de todos aquellos que fueron, son y serán explotados por el Banco de Santander.
Para acabar, uno de los que alabó a Botín fue Pedro Sánchez, el que es Secretario General de un partido que se autodenomina, nada menos, que socialista y obrero. Claro, como para él ya no hay obreros, sino ciudadanos, y Botín es un ciudadano....

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