El referendum que la burguesía catalana (donde, obviamente, incluyo a todos los que se llaman de izquierdas) no deja de ser una engañifa, además de plantear una cuestión de fondo. Se trata de una pura engañifa por la sencilla razón de que es una consulta "no vinculante", por tanto da exactamente igual cuál sea su resultado, a la vez que no sirve para saber de verdad qué es lo que piensan los consultados. Efectivamente, al no ser vinculante, carece de cualquier efecto jurídico y los destinatarios del resultado, si es que los hay, no tienen por qué tenerlo en cuenta. Por tanto, estamos ante una pérdida de tiempo y de dinero. Y por otro lado, ni siquiera sirve a título orientativo para saber que ocurriría si el referendum tuviera efectos vinculantes, es decir, para saber qué votarían los habitantes de Cataluña con derecho a participar en el referendum, si como consecuencia de un sí a la independencia, esta fuera a tener lugar, con todos sus efectos. Esto parece evidente: no es lo mismo votar sabiendo que el voto no va a tener absolutamente ninguna consecuencia desde este punto vista, que votar sabiendo que si gana el "sí" Cataluña se convertiría en un estado independiente. Una buena prueba de ello, es que el gran capital situado en Cataluña o no dijo nada o se limitó a tímidas protestas, al contrario de lo que hicieron sus homólogos en Escocia, donde sí pusieron sus cartas boca arriba con toda crudeza: allí se estaban jugando de verdad los cuartos. Por tanto, el valor del referendum no sería muy diferente al de una encuesta, con la particularidad de que esta es mucho más barata. Un referendum o es vinculante o no vale para nada. Bueno, sí; vale para que se entretengan los burgueses y traten de camuflar los problemas reales de la economía, como por ejemplo, la monumental deuda pública catalana, Pujol, la corrupción, etc.
La cuestión de fondo o las cuestiones de fondo son las siguientes. ¿Por qué se da por supuesto el marco geográfico al que se refiere el referendum? ¿Qué pasa con los países catalanes ubicados en Francia? ¿Por qué no se consulta a sus habitantes? ¿Y porqué Cataluña tiene que coincidir con los límites administrativos de la Comunidad Autónoma Catalana? Esto por lo que a la cuestión territorial se refiere. Pero quedan otras cosas. ¿Por qué Mas o Albert Ribera o Alicia Sánchez Camacho tienen derecho a decidir el destino del territorio que habitan? ¿Tienen algún derecho de propiedad sobre él? ¿Qué han hecho para que la frontera de ese territorio con Francia sea la que es y no otra? Pues absolutamente nada. El territorio que actualmente ocupa lo que se denomina "España" se ha consolidado a través de guerras, es decir, por medio de la violencia, hasta que llegó un momento en que esta cuestión fue aceptada y, por eso, las fronteras de España son las que son. Por tanto, sobre esta base de fuerza y aceptación, solo los titulares de tal fuerza serían los que podrían decidir qué hacer con el territorio hoy denominado Cataluña. Y, desde luego, ni los convocantes del referendum ni los llamados a votar ostentan tal titularidad. Esa hay que ganársela.
La cuestión de fondo o las cuestiones de fondo son las siguientes. ¿Por qué se da por supuesto el marco geográfico al que se refiere el referendum? ¿Qué pasa con los países catalanes ubicados en Francia? ¿Por qué no se consulta a sus habitantes? ¿Y porqué Cataluña tiene que coincidir con los límites administrativos de la Comunidad Autónoma Catalana? Esto por lo que a la cuestión territorial se refiere. Pero quedan otras cosas. ¿Por qué Mas o Albert Ribera o Alicia Sánchez Camacho tienen derecho a decidir el destino del territorio que habitan? ¿Tienen algún derecho de propiedad sobre él? ¿Qué han hecho para que la frontera de ese territorio con Francia sea la que es y no otra? Pues absolutamente nada. El territorio que actualmente ocupa lo que se denomina "España" se ha consolidado a través de guerras, es decir, por medio de la violencia, hasta que llegó un momento en que esta cuestión fue aceptada y, por eso, las fronteras de España son las que son. Por tanto, sobre esta base de fuerza y aceptación, solo los titulares de tal fuerza serían los que podrían decidir qué hacer con el territorio hoy denominado Cataluña. Y, desde luego, ni los convocantes del referendum ni los llamados a votar ostentan tal titularidad. Esa hay que ganársela.
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