Estos días los medios de comunicación se han hecho eco de ciertos informes de OO.NN.GG y otras entidades donde se ponen de relieve datos espeluznantes sobre la desigualdad entre personas (que no hace más que aumentar), sobre la enorme concentración de riqueza en las manos de unos pocos y la gran pobreza de millones, sobre los millones de parados, los cientos de miles al borde de la exclusión social, la pobreza infantil, la malnutrición infantil, etc, etc. Frente a esto, ese sujeto al que llamamos presidente del gobierno y todos sus coríferos (ministros jefecillos del partido, medios de comunicación afines), pero fundamentalmente el primero, se limita a decir que no se quiere reconocer lo bueno: y es que la economía española crece, el PIB crece y el paro disminuye. Este sujeto, haciendo gala de un descomunal cinismo y sirviendo a sus propios intereses y a los de su clase, no nos dice que ese crecimiento, que esas cifras macroeconómicas son compatibles con la existencia de toda esa pobreza y desigualdad que denuncian las OO.NN.GG. Es más, son parte de su presupuesto, de su base, pues quieren decir que los niveles de explotación de los que trabajan son de tal magnitud que compensan y con mucho todo lo que dejan de producir los parados; parados que son absolutamente necesarios para silenciar cualquier demanda de los que tienen empleo y para que estos acepten cualquier condición laboral con tal de que el capitalista de turno no decida suprimir de un plumazo su derecho a y su deber de trabajar como dice la Constitución.
Un ejemplo de los niveles en los encontramos fue una noticia que apareció hace unos días en la prensa, noticia que no es ninguna novedad, pues ya hemos visto antes esta situación. La fábrica Citroen está decidiendo en qué país ubicar una línea de producción. La decisión, lógicamente, dependerá de en qué fábrica los trabajadores estén dispuestos a trabajar por menos, es decir, acepten peores condiciones laborales. Y eso, acudiendo a todo tipo de eufemismos, los dueños de la Citroen lo dicen sin despeinarse, porque saben que los trabajadores están tan hundidos, tan controlados por unos sindicatos totalmente afines al capitalismo, tan amenazados por el paro y la pobreza que, en vez de levantarse contra sus explotadores, competirán entre ellos por esa línea de producción; y, mientras tanto, los dueños de la Citroen, frotándose las manos.
¿Y qué dice frente a todo esto ese ser de insoportable levedad llamado Pedro Sánchez, el lider de la oposición? Nada. Qué hay que cambiar de política (pero dice admirar a Felipe González, que capitaneó una salvaje reconversión industrial que mandó al paro a cientos de miles de trabajadores), qué esto así no puede seguir y genialidades por el estilo.
¡¡¡Por supuesto que el PP y el PSOE son lo mismo!!! Nadie en su sano juicio puede dudarlo. Son, junto con sus partidos, unos auténticos paladines del capitalismo.
Un ejemplo de los niveles en los encontramos fue una noticia que apareció hace unos días en la prensa, noticia que no es ninguna novedad, pues ya hemos visto antes esta situación. La fábrica Citroen está decidiendo en qué país ubicar una línea de producción. La decisión, lógicamente, dependerá de en qué fábrica los trabajadores estén dispuestos a trabajar por menos, es decir, acepten peores condiciones laborales. Y eso, acudiendo a todo tipo de eufemismos, los dueños de la Citroen lo dicen sin despeinarse, porque saben que los trabajadores están tan hundidos, tan controlados por unos sindicatos totalmente afines al capitalismo, tan amenazados por el paro y la pobreza que, en vez de levantarse contra sus explotadores, competirán entre ellos por esa línea de producción; y, mientras tanto, los dueños de la Citroen, frotándose las manos.
¿Y qué dice frente a todo esto ese ser de insoportable levedad llamado Pedro Sánchez, el lider de la oposición? Nada. Qué hay que cambiar de política (pero dice admirar a Felipe González, que capitaneó una salvaje reconversión industrial que mandó al paro a cientos de miles de trabajadores), qué esto así no puede seguir y genialidades por el estilo.
¡¡¡Por supuesto que el PP y el PSOE son lo mismo!!! Nadie en su sano juicio puede dudarlo. Son, junto con sus partidos, unos auténticos paladines del capitalismo.
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