Escribe Juan Manuel Prada, en ABC, el sábado 13 de diciembre, un artículo titulado "Pecado original". Me interesa destacar lo siguiente. Para el autor, el pecado original es el único dogma teológico que admite comprobación empírica, pues salta a la vista, dice, que "la naturaleza humana está manchada"; y solo la soberbia humana, imbuida "en la memez roussoniana de que el hombre es bueno por naturaleza y puede sin auxilio divino alcanzar la perfección", puede poner en tela de juicio tal cuestión. Ciertamente, si hacemos caso al Génesis, Juan Manuel tiene razón, pues habiendo prohibido Yavé a Adán y Eva comer del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal, le desobedecieron (eso sí, tentados con éxito por Satanás) y comieron la famosa manzana. Desde ese momento hasta hoy (unos 150.000 a 200.000 años) parece claro que la historia de la humanidad muestra algún tipo de mácula en el ser humano, pues nuestra historia no puede ser definida precisamente como un camino de rosas. La maldición bíblica producto de aquella desobediencia nos ha llevado a donde estamos ahora. Pero lo más interesante de todo es la afirmación de que el hombre solo podrá alcanzar la perfección con ayuda divina. Esto es lo que más interrogantes me sugiere. Esa ayuda ¿será dada "gratis et amore" o habrá que pagar por ella? Si es lo primero, no sé a qué espera ese Dios, a la vista de lo que es la condición humana, para conceder esa ayuda; si es lo segundo, está claro que no hemos pagado. Pero, claro, a lo mejor es que no hemos impetrado tal ayuda y, entonces, parece evidente que no nos sea dada. O que quienes la piden (por lo menos, en nuestros tiempos, los cristianos en la misa dominical) no sean quienes Dios espera que lo hagan. Desde luego, si se pidió y se pagó por ella, esta claro que Dios no considera suficiente lo hecho hasta ahora para dar tal ayuda y permitirnos alcanzar la perfección, pues estamos a años luz de ella. O, sencillamente, que Dios está sordo y no oye ese clamor pidiendo ayuda. Sea como sea, lo cierto es que ese Dios al que se refiere Juan Manuel, después de haber creado al hombre, está claro que se desentendió de él o que le salió mal el invento, pues, contrariamente a lo que sugiere o dice el Génesis que el sumo hacedor esperaba con la creación del hombre, este ha hecho de todo menos honrarle y alabarle.
Por tanto, ante tal muestra de desafección divina hacia el género humano, más nos valdrá ponernos a ver qué es lo que pasa y por qué estamos así, pues esta será la manera, sino de alcanzar la perfección, sí de abandonar esta miseria de la inmensa mayoría, fruto de la descomunal riqueza de una inmensa minoría
Por tanto, ante tal muestra de desafección divina hacia el género humano, más nos valdrá ponernos a ver qué es lo que pasa y por qué estamos así, pues esta será la manera, sino de alcanzar la perfección, sí de abandonar esta miseria de la inmensa mayoría, fruto de la descomunal riqueza de una inmensa minoría
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