Santos Juliá escribe en El País del 20 de diciembre un artículo con el título de "Salir de la trampa". Título que viene precedido de la siguiente sandez, que no es otra que la de decir que "nuestro sistema representativo" (es de suponer que no se está refiriendo solo al español, aunque nunca se sabe) es "el único inventado que garantiza la libertad de la que se vio privada la generación hoy jubilada durante la mitad de su vida". Primera estupidez: esos a los que se refiere no todos están jubilados, puede que parados o con unos sueldos miserables, pero no jubilados. Yo soy unos de esos a los que, según Santos, se nos privó de esa "libertad" que ahora, también según Santos, nos garantiza "nuestro sistema representativo". Para los que no lo sepan, hay que decir que en esa época, la franquista, que me tocó vivir políticamente hablando en sus últimos diez años, los capitalistas gozaban de plena libertad (en realidad la única que les interesa) para explotar a sus trabajadores, aunque con una dificultad de la que no se vieron libres hasta que llegó "la democracia": si en caso de despido, este era declarado improcedente, era el trabajador quien elegía entre una indemnización y dejar la empresa o la readmisión. Hoy, aunque el despido sea improcedente es el empresario el que decide y te deja en la calle con una indemnización misérrima, todo gracias a la legislación aprobada por PP y PSOE. Cierto: en aquella época no había derecho de huelga, pero no es menos cierto que se hacían igual, con riesgos, pero se hacían. Y, además de esto ¿qué nos trajo la "democracia"? Las elecciones, los partidos políticos y la libertad de opinión... Pero, en lo esencial, seguimos igual: la clase capitalista sigue mandando y todos los demás, exactamente igual que en la época franquista, bailamos al ritmo de la música que ellos tocan. Porque durante la dictadura, el sistema económico era el mismo que ahora; y no recuerdo ni a Botín ni a González (el del BBVA) ni a ninguno de los banqueros y grandes capitalistas de la época luchar por la "democracia", por la única y sencilla razón de que a ellos esa supuesta "libertad" que garantiza "nuestro sistema representativo" les da igual, ellos solo necesitan la libertad de explotación de los trabajadores, la cual les era garantizada por Franco y ahora por el Gobierno de turno. es decir, entre otros, por un partido autodenominado partido "socialista obrero".
También Santos Juliá hace un canto a la Transición (con mayúscula), con citas de ilustres burgueses como Raymond Carr o Javier Pérez Royo. Claro, cómo no lo van a hacer si gracias a la monumental traición a los trabajadores por parte del PCE de Santiago Carrillo y del PSOE de Felipe González se metió es estos en cintura para que aceptasen plenamente lo que se les venía encima: los pactos de la Moncloa, con sus secuelas de paro, reconversión, etc. etc. No es que sino hubiera habido tal traición hubiéramos implantado aquí un sistema socialista, con los medios de producción en manos de los trabajadores, que sería inviable, pero sí se podría haber pasado a tener un férreo control sobre la economía, con un sector público potente, el fomento cooperativista para la gestión de empresas; se podría haber contactado con Portugal y los sectores más avanzados de la Resolución de los Claveles; lo mismo con los combativos, en aquella época, sindicatos británicos; concienciar a las clases medias para que se pusiesen del lado de los trabajadores, etc. etc. Pero no, nada de esto se hizo: y la transición fue tan encomiable para toda esta gentuza burguesa porque consiguió, sin mayores problemas, conjurar el peligro de cualquier acción obrera (el ejemplo de Portugal y el miedo que metió en el cuerpo a los capitalistas, y no solo a los portugueses y españoles, estaba aún muy reciente) y empezar a poner los cimientos para nuestro ingreso en la hoy Unión Europea, es decir, el club de los capitalistas europeos.
Y esa "libertad" de que habla Santos Juliá ¿cuál es? o ¿qué es? o ¿para qué? En su opinión, esto es un régimen de "libertad" porque se respetan, dice, los derechos de las minorías (cierto, los capitalistas, que, obviamente, son minoría, tienen sus derechos plenamente garantizados); porque hay libertad de expresión (vaya usted a un banco a pedir un crédito para financiar un periódico o medio de comunicación para defender su opinión de que debemos acabar con el capitalismo); porque vivimos bajo el imperio de la ley (efectivamente, de la ley que impone la burguesía y cuyo cumplimiento garantiza mediante las fuerzas de "orden" público y, llegado el caso, con el ejército). Pero Santos Juliá: ¿qué hay del derecho a no vivir explotado? ¿porque unos, los menos, tienen el derecho de explotar a otros y vivir y enriquecerse vilmente a costa del trabajo de estos otros? Claro, a ti esto no te preocupa nada; lo tuyo es escribir estupideces como las que dices en este artículo y contribuir a mantener el monumental engaño de que nuestro sistema representativo es el único que garantiza la "libertad".
También Santos Juliá hace un canto a la Transición (con mayúscula), con citas de ilustres burgueses como Raymond Carr o Javier Pérez Royo. Claro, cómo no lo van a hacer si gracias a la monumental traición a los trabajadores por parte del PCE de Santiago Carrillo y del PSOE de Felipe González se metió es estos en cintura para que aceptasen plenamente lo que se les venía encima: los pactos de la Moncloa, con sus secuelas de paro, reconversión, etc. etc. No es que sino hubiera habido tal traición hubiéramos implantado aquí un sistema socialista, con los medios de producción en manos de los trabajadores, que sería inviable, pero sí se podría haber pasado a tener un férreo control sobre la economía, con un sector público potente, el fomento cooperativista para la gestión de empresas; se podría haber contactado con Portugal y los sectores más avanzados de la Resolución de los Claveles; lo mismo con los combativos, en aquella época, sindicatos británicos; concienciar a las clases medias para que se pusiesen del lado de los trabajadores, etc. etc. Pero no, nada de esto se hizo: y la transición fue tan encomiable para toda esta gentuza burguesa porque consiguió, sin mayores problemas, conjurar el peligro de cualquier acción obrera (el ejemplo de Portugal y el miedo que metió en el cuerpo a los capitalistas, y no solo a los portugueses y españoles, estaba aún muy reciente) y empezar a poner los cimientos para nuestro ingreso en la hoy Unión Europea, es decir, el club de los capitalistas europeos.
Y esa "libertad" de que habla Santos Juliá ¿cuál es? o ¿qué es? o ¿para qué? En su opinión, esto es un régimen de "libertad" porque se respetan, dice, los derechos de las minorías (cierto, los capitalistas, que, obviamente, son minoría, tienen sus derechos plenamente garantizados); porque hay libertad de expresión (vaya usted a un banco a pedir un crédito para financiar un periódico o medio de comunicación para defender su opinión de que debemos acabar con el capitalismo); porque vivimos bajo el imperio de la ley (efectivamente, de la ley que impone la burguesía y cuyo cumplimiento garantiza mediante las fuerzas de "orden" público y, llegado el caso, con el ejército). Pero Santos Juliá: ¿qué hay del derecho a no vivir explotado? ¿porque unos, los menos, tienen el derecho de explotar a otros y vivir y enriquecerse vilmente a costa del trabajo de estos otros? Claro, a ti esto no te preocupa nada; lo tuyo es escribir estupideces como las que dices en este artículo y contribuir a mantener el monumental engaño de que nuestro sistema representativo es el único que garantiza la "libertad".
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