Acabo de leer un "brillante" artículo firmado por un profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Valencia y miembro de Afemcual, Manuel Sanchis i Marco, titulado "Lo urgente es reformar la política". Digamos de mano que a la profesión económica pertenecen quienes llevan explicándonos el capitalismo los últimos ciento cincuenta años o así y dándonos recetas, una detrás de otra, para arreglarlo, viendo, sin pasmarse ni desesperarse, que ninguna de ellas vale absolutamente para nada, pues, necio él, el capitalismo sigue padeciendo crisis cíclicamente, algunas del tamaño de las que provocaron dos guerras mundiales, con el lanzamiento de dos bombas atómicas incluido y que ahora parece abocarnos a un desastre climático de grandes proporciones. Pero, ellos, a lo suyo, a dar recetas.
Sanchis empieza diciéndonos que la culpa de lo que pasa la tienen los políticos y no los capitalistas, pues él parte de la idea de que economía y política son dos cosas diferentes. Así que los políticos al no controlar a los capitalistas son los responsables de lo que nos ocurre. Este "brillante" profesor ignora que la política o el sistema político no deja de ser un fiel reflejo del sistema económico. Es decir, a un sistema capitalista corresponde un sistema político de democracia burguesa o formal como el que padecemos. Por tanto, es ridículo pensar que los políticos que están al frente del sistema van a controlar a los capitalistas e impedir sus abusos.
Seguidamente, nuestro profesor recoge una afirmación de Rawls (no especifica si es de este planeta) que dice que "La democracia posibilita un sistema público de normas que conforma una estructura básica de la sociedad encargada de la distribución equitativa de los bienes sociales primarios: derechos y libertades, oportunidad y poderes, ingresos y riquezas". Es evidente que alguien que dice esto no es de este mundo o tiene sus facultades mentales seriamente deterioradas o es un sicario del capitalismo que trata de mantener el enorme engaño que pretende precisamente convencernos de que la democracia es lo que dice ese Rawls. Esa democracia lo que posibilita es la explotación por parte de los capitalistas de las personas y de la naturaleza, originando unas monumentales desigualdades. Veamos lo que dice OXFAM, organización que no me parece que sea una fiel expresión de bolchevismo militante:
Hoy la mitad de la renta mundial está en manos del 1% más rico de la población, cuya riqueza asciende a 110 billones de dólares. Esta cifra es 65 veces mayor que el total de la riqueza que posee la mitad más pobre de la población mundial.¿Qué tendrá que decir a esto nuestro insigne profesor?
Seguidamente, nuestro profesor recoge una afirmación de Rawls (no especifica si es de este planeta) que dice que "La democracia posibilita un sistema público de normas que conforma una estructura básica de la sociedad encargada de la distribución equitativa de los bienes sociales primarios: derechos y libertades, oportunidad y poderes, ingresos y riquezas". Es evidente que alguien que dice esto no es de este mundo o tiene sus facultades mentales seriamente deterioradas o es un sicario del capitalismo que trata de mantener el enorme engaño que pretende precisamente convencernos de que la democracia es lo que dice ese Rawls. Esa democracia lo que posibilita es la explotación por parte de los capitalistas de las personas y de la naturaleza, originando unas monumentales desigualdades. Veamos lo que dice OXFAM, organización que no me parece que sea una fiel expresión de bolchevismo militante:
Hoy la mitad de la renta mundial está en manos del 1% más rico de la población, cuya riqueza asciende a 110 billones de dólares. Esta cifra es 65 veces mayor que el total de la riqueza que posee la mitad más pobre de la población mundial.¿Qué tendrá que decir a esto nuestro insigne profesor?
Y claro, fruto de ese error manifiesto de creer que política y diferentes, viene otro error, otro más de los economistas, en cuanto a la receta. Según Sanchis, la culpa, como dijo antes, la tienen los políticos que no impiden los abusos de los capitalistas. Y, por lo tanto, la receta consiste en unas "negociaciones (que) deberían contemplar reformas que encaucen el resentimiento ciudadano hacia la versión de democracia que tenemos, no hacía el capitalismo". "Lo urgente no es desmontar el capitalismo sino reformar el sistema político respetando la democracia liberal". Vemos que para nuestro ínclito Sanchis la historia no existe, ya que si existiese, la conocería y, entonces, a caso se preguntaría, primero, cómo es que desde hace aproximadamente unos ciento cincuenta años nadie ha caído en la cuenta de su diagnóstico y, segundo, cómo es que los que estuvieron al frente de los gobiernos en todo ese tiempo no han sido capaces de dar con esa democracia liberal distinta de, como él dice, "la democracia que tenemos" y que sí sería capaz, parece ser, de controlar al capitalismo. Pero es evidente que nada de esto inquieta a nuestro profesor de Economía Aplicada, que no se da cuenta o no se la quiere dar de que este sistema no tiene control posible, solo cabe su derrumbe; y que ha tenido, tiene y tendrá, salvo revolución que lo impida, toda la riqueza en sus manos y todo el poder para imponer su explotación a millones de personas. Más, Sanchis tampoco se pregunta cómo esa democracia liberal que nos recomienda no ha conseguido, sino todo lo contrario, esa "distribución equitativa" de la que habla Rawls.
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