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El editorialista de El País y la Unión Europea.

En el Páis del 3 de julio de 2016, podía leerse un editorial en el que, entre otras cosas, se decía lo siguiente:
"En cuanto a los hechos, estamos ante un desafío económico de primer orden: hacer funcionar la unión económica y monetaria al servicio del crecimiento y empleo. Sin ellos no será posible sostener los niveles de bienestar que definen a Europa como un espacio único en el mundo en cuanto a prosperidad, derechos y libertades y cohesión social. Justo porque sabemos que la percepción de un Estado del bienestar en retirada, la precarización del empleo y la emergencia de nuevas y profundas desigualdades constituyen el principal alimento del populismo es por lo que tenemos que avanzar decididamente en la dimensión cívica y social de la UE. Para muchos, el proyecto europeo ha quedado vinculado al desempleo, la desigualdad, los recortes, los bajos salarios y las diferencias entre clases sociales y territorios. Mientras no se rompa esa asociación y Europa no vuelva a ser una bandera del progreso social, los populistas seguirán teniendo argumentos que ofrecer a un electorado ansioso por su futuro".
Se habla en primer lugar de hacer funcionar la Unión al "servicio del crecimiento y el empleo". Parece ser que el editorialista no ve que la Unión sí funciona al servicio del crecimiento, pero al crecimiento de los capitalistas y sus beneficios, lo que sin duda se está consiguiendo; no hace falta más, para apercibirse de ello, que ver el crecimiento del PIB español. Este crece, pero sin que ello lleve, en modo alguno, a un crecimiento del empleo de calidad o a una mayor igualdad. Como vemos en los informes de Cáritas y otras OO.NN.GG, la desigualdad se acrecienta día a día. Entonces, sí se produce más y el empleo y los salarios son una auténtica basura y hay menor igualdad, está clara que todos los beneficios del aumento del PIB van a manos de los capitalistas. Luego, la Unión sí garantiza el crecimiento, pero el de unos pocos, el de poquísimos, más bien.
Dice seguidamente el editorialista que sin ese crecimiento y sin ese empleo que reclama "no será posible sostener los niveles de bienestar que definen a Europa...como un espacio (de) prosperidad, derechos, libertades y cohesión social". Ahora, hay que preguntarse que en qué Europa vive el que escribió tal sandez. ¡Pero de qué derechos, libertades, etc habla! La única libertad plenamente garantizada, mediante leyes, policías y ejército, es la libertad de explotación del hombre por el hombre; es decir, la libertad de los capitalistas. ¿Dónde está la libertad de los explotados para reapropiarse de los recursos naturales, de las materias primas, etc. para aprovecharlos en común? ¿Dónde está la libertad para desarrollar una economía que no beneficie a los más ricos? Y, por supuesto, confunde cohesión social con inactividad y pasividad por parte de los que no tienen más que lo que da la venta de su fuerza de trabajo para vivir, que ante esta situación callan y otorgan, pese a que muchos millones de ellos o están en paro o cobrando unos sueldos de miseria. ¿Cómo puede incluirse entre las cifras de empleados a quien cobra 400 euros al mes, como el caso de los "mini-jobs", en Alemania?
Luego añade que esta situación de precarización del empleo y las existentes desigualdades dan lugar a los populismos. El que escribió esto es memo de solemnidad. Según este sujeto todos los partidos políticos son "populistas". ¿Alguien conoce alguno que en las campañas electorales na hayan dicho que luchara denodadamente contra la precarización del empleo y la desigualdad?
Más adelante, nos suelta la siguiente perla: "Para muchos, el proyecto europeo ha quedado vinculado al desempleo, la desigualdad, los recortes, los bajos salarios y las diferencias entre clases sociales y territorios". No es que haya quedado, es que es desempleo, desigualdad, recorte de derechos y salarios de miseria. Pero es que no puede ser de otra manera. La Unión Europea es un gran club de capitalistas y, por tanto, se rige por las reglas de tal sistema. Y tales reglas, como todos sabemos, son las de procurar su único y exclusivo beneficio a costa del trabajo de millones de explotados. Cuando la situación económica lo permitió, para tener contenta a la clase trabajadora y ante las luchas de esta, se permitió el lujo de acceder al llamado "estado del bienestar"; bienestar mucho mayor para los capitalistas que para los trabajadores, obviamente. Pero ahora, las cosas han cambiado y, entonces, la broma del estado del bienestar tiene que ir acabándose.
Termina con una nueva alusión crítica al populismo, es decir, a todo partido que pretenda alcanzar lo que el editorial dice que hay que alcanzar. Resulta patético. Pero, lógicamente, no podíamos esperar otra cosa de un periódico en manos de burgueses "progres", que se califican a sí mismos como de "izquierdas". Yá nos podían decir dónde compraron el "izquierdómetro" que mide eso.

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