"La paradoja económica global" es el título de un artículo de Leonel Fernández, antiguo presidente de la República Dominicana y fundador de la Fundación Global Democracia y Desarrollo, que apareció en El País, el 9 de julio de 2016.
El título ya lo dice todo de nuestro insigne autor. ¿Qué paradoja puede haber en la economía global capitalista que nos aplasta? Yo solo soy capaz a imaginar algunas como estas: que tal sistema económico estuviera favoreciendo, sin saberlo, la igualdad entre capitalistas y explotados; que, de repente, se hubiera constatado que ha dejado de haber crisis en el capitalismo; que los capitalistas hubieran dejado de luchar unos contra otros, provocando guerras, para aumentar sus cuotas de dominio. Esto, a la vista de lo que ha sido y es el capitalismo, si serían auténticas paradojas.
Pero veamos a qué llama "paradoja" nuestro ilustre expresidente. Dice que habiendo un exceso de liquidez, como según él hay, resulta que hay una paralización en el crecimiento de la economía mundial. ¿Y qué? ¿Dónde está la paradoja? El problema de este sujeto es que, como todos los burgueses defensores a ultranza del capitalismo, solo se fijan en las cifras globales: la economía, mundial, la economía española, la francesa, etc, etc, cifras macroeconómicas, pero olvidan ir a los casos individuales. Vale que el sumatorio global dará, si lo dice el Sr. expresidente, una gran liquidez y un estancamiento en el crecimiento. Pero ¿cuántos capitalistas, a título individual o como dueños de grandes sociedades anónimas, bancos, etc, no estarán haciendo el agosto, pese a esos números? ¿Qué les importa a todos estos esa "paradoja" (que no es tal)? Absolutamente, nada. Ellos siguen a lo suyo. Y, si no, que se fije en España: aquí hay crecimiento económico, pero solo se forran los capitalistas, los explotados siguen cobrando unos salarios de miseria y trabajando muchas más horas de lo que les pagan. ¿Dónde esta, desde el punto de vista capitalista, la "paradoja"?.
Vamos ahora con lo de la "paradoja". Por un lado dice Fernández lo del exceso de liquidez y la parálisis en el crecimiento. Pero, por otro, opina que este exceso de liquidez, debido a la financiarización de la economía (predominio del sector financiero en la economía global), "suscita un potencial de crisis que es generado por la existencia de una riqueza ficticia que se incrementa a gran velocidad...". Es decir, nos está denunciando que la situación de la economía constituye una estafa monumental, donde la tal riqueza, la tal liquidez no tiene una base real, sino ficticia, sobre el papel. Una situación que, sigue diciendo nuestro ilustre articulista "conduce inevitablemente a nuevas crisis de dimensiones impredecibles".
Resumiendo, Fernández no hace más que describir una situación del capitalismo que lleva a una nueva crisis. Pero al decir solo esto, una de dos, o ignora lo que ha sido la historia de este sistema económico u oculta deliberadamente la verdad. Esta no es la "crisis", es una más; y cuando acabe esta, vendrá otra, que será por los motivos de esta o por otros, pero no dejará de ser una crisis. Y los efectos serán los mismos: desaparecerán unos capitalistas, otros se forrarán; pero lo que es seguro es que los paganos serán los de la clase trabajadora, los explotados.
Finaliza el artículo como lo finalizaría cualquier burgués defensor del capitalismo: creyendo que esto tiene remedio. Para ello dice que esta "bomba de tiempo" (lo que aquí llamamos una bomba de relojería, vamos), es decir, esa riqueza o liquidez ficticias, tiene que ser desactivada y para ello, hay que "poner en ejecución un plan global de regulación del sistema financiero", o sea, poner puertas al campo. ¡Qué genialidad!
La sociedad esclavista no tuvo arreglo, se la llevaron por delante los que constituyeron la sociedad feudal; sociedad que tampoco fue sometida a ningún "plan global de regularización" para acomodarla a los intereses de los que venían detrás, los burgueses, sino que estos, violentamente, acabaron con ella. Esto es lo que enseña la historia. Por su parte, el capitalismo tampoco tiene arreglo -eso lo saben este articulista y todos los economistas capitalistas con dos dedos de frente; otra cosa es que les interesa seguir intentando engañar, ignorando lo que ha sido la historia del capitalismo hasta nuestros días (crisis tras crisis) e ideando montones de "soluciones" que, en esta ceremonia del engaño, han ido ofreciendo para arreglar lo que solo tiene una solución: su derrumbamiento.
El título ya lo dice todo de nuestro insigne autor. ¿Qué paradoja puede haber en la economía global capitalista que nos aplasta? Yo solo soy capaz a imaginar algunas como estas: que tal sistema económico estuviera favoreciendo, sin saberlo, la igualdad entre capitalistas y explotados; que, de repente, se hubiera constatado que ha dejado de haber crisis en el capitalismo; que los capitalistas hubieran dejado de luchar unos contra otros, provocando guerras, para aumentar sus cuotas de dominio. Esto, a la vista de lo que ha sido y es el capitalismo, si serían auténticas paradojas.
Pero veamos a qué llama "paradoja" nuestro ilustre expresidente. Dice que habiendo un exceso de liquidez, como según él hay, resulta que hay una paralización en el crecimiento de la economía mundial. ¿Y qué? ¿Dónde está la paradoja? El problema de este sujeto es que, como todos los burgueses defensores a ultranza del capitalismo, solo se fijan en las cifras globales: la economía, mundial, la economía española, la francesa, etc, etc, cifras macroeconómicas, pero olvidan ir a los casos individuales. Vale que el sumatorio global dará, si lo dice el Sr. expresidente, una gran liquidez y un estancamiento en el crecimiento. Pero ¿cuántos capitalistas, a título individual o como dueños de grandes sociedades anónimas, bancos, etc, no estarán haciendo el agosto, pese a esos números? ¿Qué les importa a todos estos esa "paradoja" (que no es tal)? Absolutamente, nada. Ellos siguen a lo suyo. Y, si no, que se fije en España: aquí hay crecimiento económico, pero solo se forran los capitalistas, los explotados siguen cobrando unos salarios de miseria y trabajando muchas más horas de lo que les pagan. ¿Dónde esta, desde el punto de vista capitalista, la "paradoja"?.
Vamos ahora con lo de la "paradoja". Por un lado dice Fernández lo del exceso de liquidez y la parálisis en el crecimiento. Pero, por otro, opina que este exceso de liquidez, debido a la financiarización de la economía (predominio del sector financiero en la economía global), "suscita un potencial de crisis que es generado por la existencia de una riqueza ficticia que se incrementa a gran velocidad...". Es decir, nos está denunciando que la situación de la economía constituye una estafa monumental, donde la tal riqueza, la tal liquidez no tiene una base real, sino ficticia, sobre el papel. Una situación que, sigue diciendo nuestro ilustre articulista "conduce inevitablemente a nuevas crisis de dimensiones impredecibles".
Resumiendo, Fernández no hace más que describir una situación del capitalismo que lleva a una nueva crisis. Pero al decir solo esto, una de dos, o ignora lo que ha sido la historia de este sistema económico u oculta deliberadamente la verdad. Esta no es la "crisis", es una más; y cuando acabe esta, vendrá otra, que será por los motivos de esta o por otros, pero no dejará de ser una crisis. Y los efectos serán los mismos: desaparecerán unos capitalistas, otros se forrarán; pero lo que es seguro es que los paganos serán los de la clase trabajadora, los explotados.
Finaliza el artículo como lo finalizaría cualquier burgués defensor del capitalismo: creyendo que esto tiene remedio. Para ello dice que esta "bomba de tiempo" (lo que aquí llamamos una bomba de relojería, vamos), es decir, esa riqueza o liquidez ficticias, tiene que ser desactivada y para ello, hay que "poner en ejecución un plan global de regulación del sistema financiero", o sea, poner puertas al campo. ¡Qué genialidad!
La sociedad esclavista no tuvo arreglo, se la llevaron por delante los que constituyeron la sociedad feudal; sociedad que tampoco fue sometida a ningún "plan global de regularización" para acomodarla a los intereses de los que venían detrás, los burgueses, sino que estos, violentamente, acabaron con ella. Esto es lo que enseña la historia. Por su parte, el capitalismo tampoco tiene arreglo -eso lo saben este articulista y todos los economistas capitalistas con dos dedos de frente; otra cosa es que les interesa seguir intentando engañar, ignorando lo que ha sido la historia del capitalismo hasta nuestros días (crisis tras crisis) e ideando montones de "soluciones" que, en esta ceremonia del engaño, han ido ofreciendo para arreglar lo que solo tiene una solución: su derrumbamiento.
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