Voy a tratar hoy de las Organizaciones No Guberrnamentales que se dedican a prestar diferentes tipos de auxilios, como, por ejemplo, Cruz Roja, Médicos sin Fronteras, asociaciones misioneras etc. Son unas organizaciones perfectamente integradas en el imperante sistema capitalista; sistema que aceptan expresamente (desconozco cualquier manifestación en su contra) y al que, por tanto, ayudan a consolidar. En justa correspondencia son, asimismo, aceptadas por el sistema (Gobierno, grandes capitalistas, etc), gozando de una gran consideración y aceptación entre la ciudadanía en general. Incluso cuando pronuncian duras críticas contra los gobierrnos, estos tienden, en justa correspondencia, a ser respetuosos con ellas y, todo lo más, tildan sus opiniones de acaso poco fundadas o tratan de refutarlas con datos o cifras oficiales que ponen en tela de juicio tales críticas. Pero nada más. Me estoy refiriendo, obviamente, al "civilizado" occidente, pues en otras partes, ser miembro de una ONG, y sobre todo dependiendo del tipo que sea, puede llevar a enormes riesgos.
Sin embargo, lo que quiero criticarles es esa aceptación del capitalismo y el no hacer nada para llevar al ánimo de las personas a las que ayudan que si su situación es la que es, ello se debe a la existencia de un sistema económico que, para beneficio del gran capital, exige que las cosas sean precisamente de esa manera y no de otra. Me explicaré con un ejemplo: Terremoto de Haití. Además de la encomiable labor de auxilio prestada por un sinnúmero de este tipo de organizaciones, de lo que estoy seguro es de que ninguna advirtió a los damnificados que eran la falta de unas edificaciones seguras, de unas infraestructuras adecuadas y suficientes, de unos profesionales bien preparados, las circunstancias que hacían que las consecuencias del terremoto fueran las que eran y no otras mucho menores. Como también estoy seguro de que nos les dijeron que estas carencias tenían su causa en una "multitud" (y vuelvo a usar este término acuñado por Negri y Hardt) que, en lugar de alzarse contra él y ellos, tolera un sistema y unos Gobiernos total y absolutamente corruptos; sistema que permite y fomenta una enorme desigualdad entre los habitantes de este mundo dependiendo del país en el que vivan (qué duda cabe de que las consecuencias de un terremoto en Tokio habrían sido mucho menos devastadoras). Y lo mismo podemos decir en relación con los informes que elaboran estas organizaciones sobre el aumento de la desigualdad en el mundo, la malnutrición infantil, la mengua en cantidad y calidad de los servicios sociales, etc.. No existe la menor duda de que esto es así porque los capitalistas, cuando como consecuencia de las luchas despidadas que libran entre ellos, provocan una crisis económica (cuando no guerras), necesitan explotarnos aún más, detrayendo hasta las últimas gotas de eso que algunos llaman "público" y que es con lo que se pagaba, por ejemplo, un adecuado servicio público de sanidad. (Vemos, así, que nuestros impuestos no nutren un presupuesto "público", sino un presupuesto al servicio del capital privado, pues una parte muy significativa de ese presupuesto "público" se dedica a devolver lo que los capitalistas prestan a los gobiernos). Pero sobre todo esto, las OO.NN.GG. guardan un más que pudoroso silencio, en vez de aprovechar su capacidad de penetración entre los grupos más desfavorecidos para, a la vez que auxiliar, hacer una decidida campaña contra este brutal sistema económico. Por tanto, en la medida en que se dedican a intentar paliar sus efectos y a emitir críticas sin invitarnos a pasar a la acción, no hacen sino contribuir a la consolidación de la explotación; máxime si tenemos en cuenta que con su intervenión meramente paliativa, no solo no invitan a pasar a la acción, sino a todo lo contrario, pues los desfavorecidos, los damnificados, etc, ven que alguien se ocupa de ellos, lo que, qué duda cabe, contribuye a aplacar sus ánimos. De ahí el respeto que les profesa el poder y la justa coorespondencia a que me refería más arriba. Pero, claro, si dieran el giro que les propongo tambíen empezarían a correr serios riesgos en el "civilizado" mundo occidental; y no parecen estar dispuestas a ello.
Sin embargo, lo que quiero criticarles es esa aceptación del capitalismo y el no hacer nada para llevar al ánimo de las personas a las que ayudan que si su situación es la que es, ello se debe a la existencia de un sistema económico que, para beneficio del gran capital, exige que las cosas sean precisamente de esa manera y no de otra. Me explicaré con un ejemplo: Terremoto de Haití. Además de la encomiable labor de auxilio prestada por un sinnúmero de este tipo de organizaciones, de lo que estoy seguro es de que ninguna advirtió a los damnificados que eran la falta de unas edificaciones seguras, de unas infraestructuras adecuadas y suficientes, de unos profesionales bien preparados, las circunstancias que hacían que las consecuencias del terremoto fueran las que eran y no otras mucho menores. Como también estoy seguro de que nos les dijeron que estas carencias tenían su causa en una "multitud" (y vuelvo a usar este término acuñado por Negri y Hardt) que, en lugar de alzarse contra él y ellos, tolera un sistema y unos Gobiernos total y absolutamente corruptos; sistema que permite y fomenta una enorme desigualdad entre los habitantes de este mundo dependiendo del país en el que vivan (qué duda cabe de que las consecuencias de un terremoto en Tokio habrían sido mucho menos devastadoras). Y lo mismo podemos decir en relación con los informes que elaboran estas organizaciones sobre el aumento de la desigualdad en el mundo, la malnutrición infantil, la mengua en cantidad y calidad de los servicios sociales, etc.. No existe la menor duda de que esto es así porque los capitalistas, cuando como consecuencia de las luchas despidadas que libran entre ellos, provocan una crisis económica (cuando no guerras), necesitan explotarnos aún más, detrayendo hasta las últimas gotas de eso que algunos llaman "público" y que es con lo que se pagaba, por ejemplo, un adecuado servicio público de sanidad. (Vemos, así, que nuestros impuestos no nutren un presupuesto "público", sino un presupuesto al servicio del capital privado, pues una parte muy significativa de ese presupuesto "público" se dedica a devolver lo que los capitalistas prestan a los gobiernos). Pero sobre todo esto, las OO.NN.GG. guardan un más que pudoroso silencio, en vez de aprovechar su capacidad de penetración entre los grupos más desfavorecidos para, a la vez que auxiliar, hacer una decidida campaña contra este brutal sistema económico. Por tanto, en la medida en que se dedican a intentar paliar sus efectos y a emitir críticas sin invitarnos a pasar a la acción, no hacen sino contribuir a la consolidación de la explotación; máxime si tenemos en cuenta que con su intervenión meramente paliativa, no solo no invitan a pasar a la acción, sino a todo lo contrario, pues los desfavorecidos, los damnificados, etc, ven que alguien se ocupa de ellos, lo que, qué duda cabe, contribuye a aplacar sus ánimos. De ahí el respeto que les profesa el poder y la justa coorespondencia a que me refería más arriba. Pero, claro, si dieran el giro que les propongo tambíen empezarían a correr serios riesgos en el "civilizado" mundo occidental; y no parecen estar dispuestas a ello.
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