Muchas veces tengo oído y leído opiniones sobre Juan Luís Cebrían que, criticándolo, decían que se creía el repartidor de credenciales de demócrata, el que decía quién es de izquierdas y quién de derechas, etc, etc. Pero como hace muchos años que no leo un artículo suyo y no he leído ninguno de sus libros, no sabía a qué carta quedarme. Hasta el domingo 8 de junio. Su artículo ¿Monarquía o República?: Democracia, además de ser un auténtico compendio de todos los topicazos en los que una y otra vez cae la burguesía, muestra cuán acertados estaban eso críticos. Véamoslo.
1) "Los medios de comunicación afectos a la derecha...". Cebrían, como todo buen burgués, acepta los términos o el antagonismo "izquierda-derecha", dando por cierto que todos sabemos lo que él entiende por "izquierda" y "derecha" o, en cualquier caso, que son conceptos con un valor universal que todo el mundo entiende y lo hace de la misma manera, pues no se toma la molestia de darnos una definición de tales términos. La verdad es que caben serías dudas sobre qué entiende entiende Cebrián por una u otra cosa, pues empieza por creer que hay medios de comunicación, o sea, empresas, afectos a la izquierda, cuando la realidad es que los empresarios son capitalistas y, como tales, son explotadores. Entónces, ¿hay explotadores de derechas y de izquierdas? Según Cebrían, sí; y él, miembro del Consejo de Administración de la sociedad dueña de "El País", es un explotador de "izquierdas" o de "centro" (por cierto, categoría que parece que olvida), ya que crítica severamente a "los medios de comunicación afectos a la derecha". Como ya dijera Lenin, eso del "izquierdismo" es un puro infantilismo, lo que importa es si se está por la abolición o no del capitalismo.
2) "...y quienes se apuntan al populismo al uso denunciando...nuestra democracia como una farsa burguesa...". Aquí, Cebrían reparte carnets de populista, calificando de tal a todo aquél que, contra sus opiniones de acendrado burgués capitalista, considera que el sistema en el que estamos inmersos no pasa de ser una "farsa burguesa". Lógico, a él le va muy bien así y, por lo tanto, es lógico que niegue el pan y la sal a todo aquél que ponga en tela de juicio esta "democracia" que garantiza a todos los de su clase la "libertad de explotar", única libertad intocable en el capitalismo.
3) "En ambos casos, la pulsión es la misma": unos (los medios afectos a la derecha o capitalistas de derechas) "tratan de identificar pro domo sua, la forma monárquica de gobierno con los inereses de la derecha", mientra que los otros ("Izquierda Unida, pretendida aliada del anarquismo suave rampante en nuestra sociedad...") "mantienen que solo un régimen republicano es capaz de amparar una verdadera democracia". A la vista de esta crítica, vemos, primero, que los "populistas" son los de IU y los "anarquistas suaves"; y, segundo, que Cebrián, a los de "izquierdas" los tilda de "populistas", para distinguirlos de los que como él son de "izquierdas" y no "populistas". Nuevo reparto de carnets.
4) Los partidos de estirpe republicana, como el socialista y el comunista, "renunciaron abiertamente a los símbolos de la república, contribuyeron de forma activa a la redacción de la Constitución, y entendieron que era la libertad lo que los españoles anhelaban. Cebrián, aquí, otorga bendiciones por esa renuncia y riñe a los comunistas de ahora que queden en IU; y salva al PSOE de la "transición" y al de ahora, pues no parece que pueda estar incluido en la "Izquierda Unida, pretendida aliada del anarquismo suave" ni en este "anarquismo" (por cierto, Cebrián nos mantiene en la más absoluta obscuridad sobre qué será ese "anarquismo suave" y quiénes lo formarán). También el ex Director de "El País" se atribuye la capacidad de interpretar los anhelos de libertad de los españoles en aquella época. En vez de interpretar, mejor le encargaba una encuesta a Demoscopia que preguntase a los trabajadores si esperaban que esa "democracia" iba a traer la pérdida inexorable de sus derechos en forma de peores condiciones labores en todos los aspectos (duración de la jornada, salarios, derechos sindicales, tiempo de cotización para el cáculo de la pensión, etc. etc).
5) La perla final. "Por supuesto la expresión de las redes sociales, las de los locutores de programas de entretenimiento político y, sobre todo, la de miles de manifestantes que exhiben con toda libertad su protesta, deben ser tenidas en cuenta". ¡Menos mal! Cebrián perdona y deja vivir a todo aquello que pretende expresarse fuera de los cauces burocráticos y anquilosados de los partidos políticos. Pero eso sí, todos esos "no puedan sustituir, ni legal ni emocionalmente a la voluntad democrática expresada en las urnas". ¡Cómo si la "voluntad democrática" solo pudiera expresarse en las urnas! Será la "voluntad democrática" según la entiende su clase: la burguesía, la capitalista, pero no según la entendemos otros que no somos de esa clase.
1) "Los medios de comunicación afectos a la derecha...". Cebrían, como todo buen burgués, acepta los términos o el antagonismo "izquierda-derecha", dando por cierto que todos sabemos lo que él entiende por "izquierda" y "derecha" o, en cualquier caso, que son conceptos con un valor universal que todo el mundo entiende y lo hace de la misma manera, pues no se toma la molestia de darnos una definición de tales términos. La verdad es que caben serías dudas sobre qué entiende entiende Cebrián por una u otra cosa, pues empieza por creer que hay medios de comunicación, o sea, empresas, afectos a la izquierda, cuando la realidad es que los empresarios son capitalistas y, como tales, son explotadores. Entónces, ¿hay explotadores de derechas y de izquierdas? Según Cebrían, sí; y él, miembro del Consejo de Administración de la sociedad dueña de "El País", es un explotador de "izquierdas" o de "centro" (por cierto, categoría que parece que olvida), ya que crítica severamente a "los medios de comunicación afectos a la derecha". Como ya dijera Lenin, eso del "izquierdismo" es un puro infantilismo, lo que importa es si se está por la abolición o no del capitalismo.
2) "...y quienes se apuntan al populismo al uso denunciando...nuestra democracia como una farsa burguesa...". Aquí, Cebrían reparte carnets de populista, calificando de tal a todo aquél que, contra sus opiniones de acendrado burgués capitalista, considera que el sistema en el que estamos inmersos no pasa de ser una "farsa burguesa". Lógico, a él le va muy bien así y, por lo tanto, es lógico que niegue el pan y la sal a todo aquél que ponga en tela de juicio esta "democracia" que garantiza a todos los de su clase la "libertad de explotar", única libertad intocable en el capitalismo.
3) "En ambos casos, la pulsión es la misma": unos (los medios afectos a la derecha o capitalistas de derechas) "tratan de identificar pro domo sua, la forma monárquica de gobierno con los inereses de la derecha", mientra que los otros ("Izquierda Unida, pretendida aliada del anarquismo suave rampante en nuestra sociedad...") "mantienen que solo un régimen republicano es capaz de amparar una verdadera democracia". A la vista de esta crítica, vemos, primero, que los "populistas" son los de IU y los "anarquistas suaves"; y, segundo, que Cebrián, a los de "izquierdas" los tilda de "populistas", para distinguirlos de los que como él son de "izquierdas" y no "populistas". Nuevo reparto de carnets.
4) Los partidos de estirpe republicana, como el socialista y el comunista, "renunciaron abiertamente a los símbolos de la república, contribuyeron de forma activa a la redacción de la Constitución, y entendieron que era la libertad lo que los españoles anhelaban. Cebrián, aquí, otorga bendiciones por esa renuncia y riñe a los comunistas de ahora que queden en IU; y salva al PSOE de la "transición" y al de ahora, pues no parece que pueda estar incluido en la "Izquierda Unida, pretendida aliada del anarquismo suave" ni en este "anarquismo" (por cierto, Cebrián nos mantiene en la más absoluta obscuridad sobre qué será ese "anarquismo suave" y quiénes lo formarán). También el ex Director de "El País" se atribuye la capacidad de interpretar los anhelos de libertad de los españoles en aquella época. En vez de interpretar, mejor le encargaba una encuesta a Demoscopia que preguntase a los trabajadores si esperaban que esa "democracia" iba a traer la pérdida inexorable de sus derechos en forma de peores condiciones labores en todos los aspectos (duración de la jornada, salarios, derechos sindicales, tiempo de cotización para el cáculo de la pensión, etc. etc).
5) La perla final. "Por supuesto la expresión de las redes sociales, las de los locutores de programas de entretenimiento político y, sobre todo, la de miles de manifestantes que exhiben con toda libertad su protesta, deben ser tenidas en cuenta". ¡Menos mal! Cebrián perdona y deja vivir a todo aquello que pretende expresarse fuera de los cauces burocráticos y anquilosados de los partidos políticos. Pero eso sí, todos esos "no puedan sustituir, ni legal ni emocionalmente a la voluntad democrática expresada en las urnas". ¡Cómo si la "voluntad democrática" solo pudiera expresarse en las urnas! Será la "voluntad democrática" según la entiende su clase: la burguesía, la capitalista, pero no según la entendemos otros que no somos de esa clase.
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